domingo, 19 de julio de 2009


Observando diferentes partes del mundo me encuentro con la casualidad de que las personas somos seres íntimamente ligados a nuestro yo interior. Has pensado cuantas veces conversas contigo mismo. Simplemente cuando llegas a una cafetería X acompañado de tu inexistente sombra y ves a un montón de personas que mueven sus labios y miradas de un lado a otro como una especie de cuadro surrealista y algunos de esos ojos se vuelven hacia ti comienza la conversación en tu interior, como acto de magia comienzas a formar parte de la misma escena.
Cambias tu postura y proyectas tu imagen mental de ti hacia los demás, esto se hace de una forma tan sutil que ni te das cuenta. Comienzo a pensar que todos somos actores de nuestro mundo.
¿Qué quieres ver? ¿Qué es lo que quieres que los exportadores mundanos observen de tu ser?
La actuación de la esencia personal es tan fascinante cuando te das cuenta de ello comienzas a infiltrarte en los pensamientos ajenos que se emergen en el aire.